REGRESO A CHICONAUTLA
A la memoria y sonrisa de Leonila,
narradora de Nosotras También Contamos,
de Santa María Chiconautla.
Después de más de cuatro años, nuevamente me encontré
ahí sentado, en el patio-comedor de aquella prisión.
Ellas sonrientes, alegres, regalándome esas sonrisas
de viejas amigas. Viernes 10 de abril del 2015. Carolina Rocha me dio la
bienvenida. En una fría mesa rectangular estábamos ahí, 15 de ellas, mujeres en
la prisión de Santa María Chiconautla, en el municipio de Ecatepec, en el
Estado de México, de este país México. Algunas de ellas con sus libretas, otras
con sus brazos cruzados, todas mirándome atentamente, escuchándome con sus ojos.
Cinco de ellas eran ya viejas amigas, y ya son parte
de la Compañía Nosotras También Contamos.
Carolina Rocha, Guadalupe, Fabiola, Marisol y Carolina Alvarado. Al inicio de
la sesión, Rocha expresó, “A las otras compañeras del pasado taller se las
llevaron a otras cárceles, ya no están aquí
Paz, Sofía, Vianey, y muchas más“, y con voz bajita, agregó “Leonila
falleció hace tres años, de una enfermedad, no sabemos cual“.
Yo les pedí a las cinco que nos platicaran a todas su
experiencia del taller pasado que duró tres años. Ellas hablaron de sus
alegrías, de sus tristezas, de cómo los
cuentos les ayudaron a encontrar preguntas y respuestas, de cómo el bailar, el
reír y las contadas de cuentos les permitieron ver cosas que antes no veían.
Recordaron el taller Los Cuentos y mi Cuerpo
y el de Cuentos para Sanar el Alma.
Las nuevas compañeras del taller tomaron una a una la
palabra. Eva fue la primera en intervenir y nos dijo que ella ya tenía
antecedentes del taller por lo que le había platicado Carolina Alvarado, y que
está interesada porque le gusta leer y le hubiera gustado estudiar Literatura.
“Me gustaría escapar de este lugar por medio de la imaginación contando historias chiquitas“, nos dijo.
Verónica intervino y expresó “Soy de Nayarit, quiero
aprender a contar cuentos porque estoy privada de mi libertad pero no de mi
mente“.
Iveth tomó la palabra, con una sonrisa y la cara
enrojecida comentó “Soy muy penosa, me gusta escuchar cuentos y me gustaría
contar, pero me da mucha pena hablar delante de la gente, creo que puedo
hacerlo“.
Maribel nos dijo con sencillez “Yo quiero contar
cuentos porque me parece que eso está chido“ y sonrió. Todas soltaron la
carcajada.
Brenda también plateó su vergüenza de hablar ante el
público así como su deseo de contar cuentos.
Fabiola nos platicó como llegó al taller en el año de 2009, la forma que
le permitió entender muchas cosas de su vida por medio de la música y de los
cuentos y la forma en que ha podido crear cuentos de su vida.
Carolina Alvarado hizo una breve exposición del largo
camino que tuvo que recorrer ante las autoridades para poder encontrarnos
nuevamente en este taller. Platicó como pudo vencer el miedo y a aceptarse por
medio de la narración de cuentos y aquella lejana ocasión en que fue anunciada
en un concierto de cuentos para contar una historia y no fue capaz de
levantarse a contar y se quedó atornillada en su silla y como con el tiempo, el
trabajo y la alegría ha podido plantarse al frente a narrar historias y
cuentos.
Carolina Rocha manifestó su alegría por el reencuentro
y su felicidad por volver a reiniciar el trabajo en la Compañía Nosotras También Contamos. Les invitó a sus compañeras a
no desistir de este intento “esta es una experiencia muy hermosa“, expresó, y
agregó “aquí perdemos los miedos y la timidez“.
Por su parte, Norma expuso que su intención es
aprender a contar cuentos porque “quiero contarle cuentos a mi hijo cuando
venga a verme a la cárcel“.
Después yo les hablé lo que había aprendido en esos tres años de mayo del 2008 a marzo
del 2011. 34 meses de encontrarnos semana a semana. Le conté varias anécdotas,
varias vivencias con todas ellas.
Mencioné aquella ocasión en que Carolina Rocha me
preguntó “Si no te pagan ¿Por qué vienes a darnos el Taller?“ Les conté que ante
esa pregunta no supe contestarla de golpe y de mi promesa de contestarla
después, y que Rocha a la semana siguiente me volvió a plantear su duda, y que
en aquella ocasión le contesté “Vengo porque nos acompañamos contando y
escuchando cuentos, porque son mis amigas, porque me gusta venir“, y les dije que
varios años después de esa pregunta, después de haberla platicado con Gloria
Arenas, llegué a la conclusión de que yo
voy a ese taller por todo lo que una vez les dije, y además, porque de ellas
aprendo mucho y recibo mucho, sobre todo, ejemplos de resistencia, de ganas de
vivir, y de reconocimiento a mi trabajo.
Y así transcurrieron los minutos. Después les propuse
la dinámica del taller. Tendremos nueve sesiones, una al mes, de abril a
diciembre. Por lo tanto, en siete sesiones veremos dos temas, 1. Los caminos
para contar cuentos e historias, y 2. Los cuentos para sanar mis emociones y mi
cuerpo. Las sesiones de Noviembre y Diciembre serán dos conciertos de cuentos e
historias en donde contarán, en el primero Cuentos
e Historias para nuestros Santos Difuntos y Difuntas, y el segundo Cuentos e historias de Navidad.
Con el primer tema buscamos que todas aprendan a
contar un cuento o una historia breve, que se relacionen tanto con los cuentos,
con las historias, con ellas mismas, con su corazón, con sus emociones y que
los cuentos e historias les ayuden a encontrarse en una situación tan difícil
como la que están viviendo.
Con el segundo tema buscamos que ellas incursionen en
su vida, que se busquen y encuentren, que detecten sus heridas desde la
infancia y en su vida actual y se hagan responsables de sus emociones. Todo
esto de la mano de la identidad de su cuerpo, de su carga física y emocional.
También les propuse que como parte del curso
iniciáramos el intercambio de libros con amigas y amigos “del mundo de afuera“.
Volveremos a la campaña que hicimos en mayo del 2013 “El Principito para ti“,
que consiste en que amigas y amigos míos, a petición expresa de cada una de las
alumnas, le enviarán a alguna de ellas
esa hermosa novela, y así iniciar un diálogo sobre arte, literatura y cultura.
Ellas aceptaron de manera entusiasta la idea.
En la sesión estuvo presenté la trabajadora social
Dolores Hernández, compañera sin la cual no hubiera sido posible el retorno del
Taller y de la nueva Compañía de cuentos
e historias NOSOTRAS TAMBIÉN CONTAMOS, ella y Carolina Alvarado han
trabajado insistentemente para que este proyecto nuevamente se lleve a cabo.
Quedamos en que las quince
compañeras presentarán para la siguiente sesión del 8 de mayo un escrito en
donde anotarán tres puntos, para que van al taller, que esperan del taller y a
que se comprometen, así también un breve texto de su autobiografía, ya sea real
o imaginaria.
A las 13 horas terminamos la
sesión. Me despedí de Carolina Rocha, Carolina Alvarado, Guadalupe, Marisol,
Fabiola, Iveth, Eva, Verónica, Brenda, Norma, Adriana, Edith, Elvira, Patricia
y Haydee. Nos deseamos suerte y pude percibir su entusiasmo hacia el proyecto
del taller.
En el corto camino a la
salida, recordé aquel 11 de marzo de 2011 en que salí de ahí para tardar 49
meses en retornar. Pienso en esa idea de que la vida es un circulo e
inmediatamente viene aquella que insiste en que es una espiral. Y entonces
pienso en los retos que me impone la vida para vivirla valorando los cuentos,
las narraciones, mis proyectos, mis amigas y amigos, mi familia, mi compromiso
con mi país y con las ideas que me han impartido desde chavito.
Estamos de regreso, reiniciamos
en Chiconautla, abril 10 del 2015.